Exactamente como te soñé,
te descubrí.
Dulce, tierna, perfecta...
Sentí el tiempo volar
al ritmo desenfrenado de un ave que,
por no querer perder a su parvada,
en frenética lucha asciende a los cielos...
Si es que la cordura existe,
si es que un Ser Omnipotente
puede arrancar de tu pecho un suspiro,
una frase,
entonces a El le ruego
que aprendas a amarme,
dulce princesa.
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